Boletín Trimestral DOCE N° 1: Conflictos de tierra y recursos naturales en Bolivia
Boletín 12, cuyo primer número presentamos, es resultado de un acuerdo entre la Plataforma de la
Coalición Internacional por la Tierra (ILC) y la Fundación UNIR Bolivia. Busca contribuir al conocimiento de la realidad agropecuaria nacional a través de la difusión periódica de información
sobre conflictividad social por acceso y aprovechamiento de la tierra y de los recursos naturales:
datos estadísticos, mapas de ubicación de los conflictos, análisis de casos significativos, entrevistas a actores relevantes e información sobre procesos institucionales y sociales orientados al desarrollo integral del agro.
A sesenta años de la reforma agraria, la problemática de la tierra sigue irresuelta. Sus resultados se han sedimentado en un incesante proceso de división de la tierra en altiplano y valles, acumulación de tierras en el Oriente y la Amazonia –extendida a zonas altiplánicas dedicadas a cultivos de exportación– y en el desarrollo de un mercado de tierras, en buena parte informal, que han ahondado las inequidades, ocasionando avasallamientos de tierra y obligando a hijos y nietos de los protagonistas de la reforma a vender su fuerza de trabajo o migrar a las ciudades.
El surgimiento de una producción agrícola para la exportación, especialmente quinua en el altiplano
y soya en tierras bajas, ha generado cambios en la dinámica agraria. La preeminencia de estos cultivos ha postrado la producción tradicional y fomentado la expansión de la frontera agropecuaria, amenazando la conservación de territorios indígenas, áreas protegidas y zonas forestales. Por otra parte, el crecimiento de las ciudades se ha efectuado a costa de suelos de tradición agropecuaria, ocasionando problemas socioeconómicos a las comunidades campesinas y generando impactos ambientales negativos.
Pese a la envergadura de la problemática de la tierra y su impacto sobre la productividad agropecuaria, la seguridad y soberanía alimentarias y el empleo de amplios sectores, la conflictividad que genera es reducida en comparación con otros temas que movilizan a los actores sociales. Esto, quizá, porque la postergación del agro no es nueva, los ingresos que ha generado para los campesinos siempre han sido magros y quienes sufren esta situación se ven forzados
a dejar su lugar de origen, dispersándose en busca de oportunidades, y dejando de ser potenciales
demandantes.
El acceso a otros recursos naturales –acuíferos, forestales, mineros– y su aprovechamiento originan también pugnas. Recientemente, los conflictos mineros han destacado en una coyuntura de altos precios en el mercado internacional que ha incentivado disputas por el control de yacimientos entre subsectores de la minería y entre éstos y campesinos e indígenas que, ante la falta de oportunidades, incursionan en esta actividad.
En el trasfondo de la compleja situación de la tierra y de los recursos naturales en Bolivia, y de la correspondiente conflictividad social, se puede identificar la ausencia de un proceso de ordenamiento territorial y de planificación del uso del suelo que permita definir las áreas que deben destinarse a la producción agrícola, ganadera, forestal, minera e hidrocarburífera, a la protección de cuencas y otros valores para la conservación y al desarrollo de asentamientos humanos; la falta de políticas y normas claras que hagan posible un acceso más equitativo a la tierra y regulen su mercado; y de un cumplimiento estricto de las normas ambientales que permita conservar los recursos naturales a largo plazo. Subsanar estos vacíos es fundamental para avanzar en la resolución de los problemas del agro y en la gestión de los conflictos con un enfoque de transformación.
CONTENIDO
- Los datos. Conflictos por tierra y recursos naturales
- Temas destacados. Explotación minera: un persistente foco de discordias.
- La quinua protagonista en Coroma y Quillacas.
- La entrevistas. "En Jatun K'asa y Cerro Colorado se ha hecho otro tipo de meditación"
Coalición Internacional por la Tierra (ILC) y la Fundación UNIR Bolivia. Busca contribuir al conocimiento de la realidad agropecuaria nacional a través de la difusión periódica de información
sobre conflictividad social por acceso y aprovechamiento de la tierra y de los recursos naturales:
datos estadísticos, mapas de ubicación de los conflictos, análisis de casos significativos, entrevistas a actores relevantes e información sobre procesos institucionales y sociales orientados al desarrollo integral del agro.
A sesenta años de la reforma agraria, la problemática de la tierra sigue irresuelta. Sus resultados se han sedimentado en un incesante proceso de división de la tierra en altiplano y valles, acumulación de tierras en el Oriente y la Amazonia –extendida a zonas altiplánicas dedicadas a cultivos de exportación– y en el desarrollo de un mercado de tierras, en buena parte informal, que han ahondado las inequidades, ocasionando avasallamientos de tierra y obligando a hijos y nietos de los protagonistas de la reforma a vender su fuerza de trabajo o migrar a las ciudades.
El surgimiento de una producción agrícola para la exportación, especialmente quinua en el altiplano
y soya en tierras bajas, ha generado cambios en la dinámica agraria. La preeminencia de estos cultivos ha postrado la producción tradicional y fomentado la expansión de la frontera agropecuaria, amenazando la conservación de territorios indígenas, áreas protegidas y zonas forestales. Por otra parte, el crecimiento de las ciudades se ha efectuado a costa de suelos de tradición agropecuaria, ocasionando problemas socioeconómicos a las comunidades campesinas y generando impactos ambientales negativos.
Pese a la envergadura de la problemática de la tierra y su impacto sobre la productividad agropecuaria, la seguridad y soberanía alimentarias y el empleo de amplios sectores, la conflictividad que genera es reducida en comparación con otros temas que movilizan a los actores sociales. Esto, quizá, porque la postergación del agro no es nueva, los ingresos que ha generado para los campesinos siempre han sido magros y quienes sufren esta situación se ven forzados
a dejar su lugar de origen, dispersándose en busca de oportunidades, y dejando de ser potenciales
demandantes.
El acceso a otros recursos naturales –acuíferos, forestales, mineros– y su aprovechamiento originan también pugnas. Recientemente, los conflictos mineros han destacado en una coyuntura de altos precios en el mercado internacional que ha incentivado disputas por el control de yacimientos entre subsectores de la minería y entre éstos y campesinos e indígenas que, ante la falta de oportunidades, incursionan en esta actividad.
En el trasfondo de la compleja situación de la tierra y de los recursos naturales en Bolivia, y de la correspondiente conflictividad social, se puede identificar la ausencia de un proceso de ordenamiento territorial y de planificación del uso del suelo que permita definir las áreas que deben destinarse a la producción agrícola, ganadera, forestal, minera e hidrocarburífera, a la protección de cuencas y otros valores para la conservación y al desarrollo de asentamientos humanos; la falta de políticas y normas claras que hagan posible un acceso más equitativo a la tierra y regulen su mercado; y de un cumplimiento estricto de las normas ambientales que permita conservar los recursos naturales a largo plazo. Subsanar estos vacíos es fundamental para avanzar en la resolución de los problemas del agro y en la gestión de los conflictos con un enfoque de transformación.
CONTENIDO
- Los datos. Conflictos por tierra y recursos naturales
- Temas destacados. Explotación minera: un persistente foco de discordias.
- La quinua protagonista en Coroma y Quillacas.
- La entrevistas. "En Jatun K'asa y Cerro Colorado se ha hecho otro tipo de meditación"