Yuca, arroz y carne son los principales alimentos que se consumen en el norte paceño, algo que un grupo de 21 mujeres de las comunidades de la Central Agraria 16 de Julio —municipio de San Buenaventura— decidió complementar con hortalizas. Para ello se organizaron y consensuaron la implementación de huertas familiares orgánicas, donde ya se producen diez variedades de hortalizas, alimentos que no siempre estaban a su alcance.
- Las productoras muestran los resultados de la siembra de hortalizas en San Buenaventura, norte de La Paz.
La Central 16 de Julio aglutina a ocho comunidades que están ubicadas en el distrito de Tumupasa municipio de San Buenaventura, donde el clima tiene una media de entre 25 a 30 grados, por ser parte del área amazónica. La iniciativa que llevan adelante las comunarias —apoyado por la Fundación TIERRA— fue promovida en el marco del programa Impulsando sistemas alimentarios sostenibles con derechos (ImpulSAS) Zona Andina, que es financiado por Eclosio.
Las huertas familiares se consolidaron en los traspatios de algunas viviendas —en áreas que abarcan alrededor de 20 m²— y espacios abiertos, cerca de las chacras comunitarias, sitios que bordean 80 m².
En noviembre de 2022, se entregaron semillas de zanahoria, tomate, perejil, berenjena, pimento morrón, pepino, lechuga, cebollín, acelga y apio que fueron adquiridos en la ciudad de La Paz. También se hizo entrega de materiales como bandejas almacigueras, alambre tejido y otros elementos para poner un cerco de protección a los huertos. Cabe destacar que la producción de estas hortalizas se realizaba con menor frecuencia en la región y lo que hay en los mercados, tanto de Tumupasa como de San Buenaventura, provienen de lo que se siembra en los valles paceños.
“La iniciativa salió de los talleres que recibimos y como un premio a quienes participamos activamente de las capacitaciones. Cuando recibimos la semilla, algunas sembramos de inmediato, otras esperaron. Lo que yo obtuve lo partí en dos. La primera parte, por la temporada de lluvia, no me ha rendido. En la segunda oportunidad si he podido sacar cebolla, pepino, perejil y zanahoria. Dentro de poco ya saldrá el pimiento”, comentó María Martínez, productora de la comunidad Agroforestal Cinteño.
Los huertos familiares ya comenzaron a dar a sus frutos, por eso en pasadas semanas se hicieron las primeras cosechas que fueron destinadas para el consumo de las familias. El grupo de nuevas agricultoras está conformado por mujeres cuyas edades van de los 18 hasta los 60 años.
Todas ellas participaron durante la gestión 2020 y 2021 en procesos de capacitación en temas como gobernanza territorial, diálogo intercultural, uso sostenible de recursos naturales y bienes comunes. En el caso de las mujeres, se apoyó adicionalmente en la formación sobre liderazgo, derechos, igualdad de género y la producción de alimentos.
- Comunarias en la Central Agraria 16 de Julio realizan un recorren su comunidad (Foto: Tacana TV-Comunicaciones)
“Esta iniciativa se creó pensando más en la alimentación de nuestras familias. Las mujeres han preparado el suelo. Hemos dicho que vamos a sembrar hortalizas pensando, sobre todo, para consumo familiar. Si da buena producción yo creo que podemos vender algunas hortalizas”, manifestó a su turno Antonia Anagua Llanque, de la comunidad Río Colorado.
Tomando en cuenta los primeros resultados de trabajar mancomunadamente, el grupo de mujeres de la Central Agraria 16 de Julio tiene como desafío organizarse y conformar una mesa directiva, para promover la asociatividad y tramitar una personería jurídica y profundizar en la producción de alimentos sanos y agroecológicos para que a futuro se le pueda abrir un mercado para sus emprendimientos.
“Queremos aprender el manejo de las hortalizas, yo creo que luego podemos mejorar más. Ahora estamos pensando organizarnos para tener una directiva, nos hemos autoconvocado, porque en el grupo hay algunas profesionales, ellas tienen que impulsar”, acotó Anagua.
Con la cosecha de los productos, las comunarias ven que pueden aprovechar los alimentos no solo para su consumo, sino también para la comercialización. Por ese motivo, Martínez no descarta continuar en esta actividad.
La inquietud de mejorar la alimentación y promover las actividades de las mujeres ha impulsado a las mujeres de San Buenaventura a tomar acciones concretas como la producción de alimentos para el consumo familiar y la producción de alimentos sanos y agroecológicos, cuya experiencia ha logrado avances significativos.
“Aquí, el kilo de zanahoria te venden en Bs 6, el kilo de tomate a Bs 12, el cebollín dos cabezas pequeñas en Bs 3. Lo que nosotros hemos cosechado lo hemos utilizado para el consumo, aunque también tuve la oportunidad de vender algo de esa producción. Personalmente, voy a terminar todo este proceso y estoy pensando volver a comprar semillas con lo que he vendido para volver a sembrar de nuevo. En la época de junio o julio, estos productos salen lindos, aprovechando el clima casi frío como de La Paz”, finalizó Martínez.