“La agricultura campesina no ofrece posibilidades, reproduce pobreza”, expresó Quintín Riquelme, refiriéndose a la actual situación de los campesinos en su país. El sociólogo paraguayo formó parte de la segunda sesión del Tercer Foro Andino Amazónico de Desarrollo Rural, que tuvo como eje temático los impactos del agronegocio y la ampliación de la frontera agrícola en la región.
Después de un saludo al público en guaraní, Riquelme ofreció un panorama general sobre las transformaciones en el área rural de su país a raíz del modelo de desarrollo implementado desde 1950. Explicó que, tras haber adoptado un modelo agroexportador basado en la producción de soya y algodón, se amplió exponencialmente la frontera agrícola, se fomentaron el desarrollo y la implementación de la biotecnología, y hubo un fuerte crecimiento de la producción empresarial desde la década de los 70’s. Los departamentos tradicionalmente indígenas y campesinos fueron los más afectados.
Una de las principales repercusiones del modelo implementado habría sido la inserción de empresarios agrícolas, generando el desplazamiento de familias campesinas, ya sea por vía de arrendamiento, venta o desahucio, quienes se ven obligados a trasladarse a causa de las fumigaciones que les afectan su producción o les generan enfermedades.
Usando tablas de los últimos datos, del año 2008, Riquelme mostró la tendencia creciente hacia el latifundio, mientras al mismo tiempo muchas personas pierden sus tierras. Se trata de un panorama complicado, más aun tomando en cuenta que mucha parte del terreno se destina a la ganadería… mientras se calcula que 350000 familias no tienen tierra, cada cabeza de ganado ocupa dos hectáreas.
Para empeorar la situación, los cálculos demuestran que sólo el 8% de la producción agrícola está destinada a la alimentación, mientras el otro 92% se utiliza en la producción industrial de soja, maíz y girasol, entre otros, principalmente para la exportación. Mientras tanto, a causa del bajo rendimiento de la producción, de la incapacidad de competir con la gran industria, de la intoxicación a causa de la fumigación y demás consecuencias del actual modelo de desarrollo, ha habido una creciente migración a las ciudades, lo cual afecta la producción.
Aunque Paraguay tiene todavía un 40% de población rural, es un número que se reduce constantemente, lo cual lleva a Quintín Riquelme a plantear la relación inversa entre consumo y producción. Mientras el consumo incrementa, la producción se reduce y cada vez hay menos alimentos para satisfacer las exigencias de las ciudades. Esta situación conduce a la necesidad de importar alimentos, sobre todo de Brasil y Argentina, mientras que, paradójicamente, la mayor parte de la producción paraguaya se destina a la exportación.
Riquelme es docente de la Universidad Nacional de Asunción desde 2004 y ha realizado investigaciones para varias instituciones y organizaciones en torno al tema del campesinado, la agricultura y el agronegocio. Actualmente es coordinador del Área Sociogremial del Centro de Documentación y Estudios (CDE) de Paraguay.