El Taller de Iniciativas en Estudios Rurales y Reforma Agraria - TIERRA cumple 32 años de trabajo en torno a la problemática agraria del país asumiendo el reto de ampliar su marco de acción en la problemática agraria hacia la crisis climática y el debate sobre el uso sostenible de los recursos naturales que se hallan en la tierra en trabajo conjunto con las poblaciones campesinas e indígenas que viven del aprovechamiento de esos recursos.
Así lo afirmó el director de la institución, Juan Pablo Chumacero, quien considera que la problemática de la tierra, del territorio, de los derechos de campesinos e indígenas toman mayor relevancia en la medida que la acción humana amenaza los recursos naturales que se hallan y se conservan en esos territorios.
“El modelo agroextractivista mundial en general y obviamente el nacional, plantean explotar a diestra y siniestra los recursos naturales renovables y no renovables (gas, minería, bosques, agua y tierra) y como humanidad no estamos en una situación en la que podamos libremente disponer de estos recursos porque cada vez son más necesarios para asegurar nuestra subsistencia y también la de futuras generaciones. En un escenario de crisis climática agravada justamente por la explotación indiscriminada que se hace de los recursos naturales, es cada vez más relevante considerar estas dimensiones articuladas a la tierra y territorio, los derechos campesinos e indígenas y ese es el reto institucional que venimos encarando a partir de nuestro nuevo plan quinquenal 2022 - 2026”, manifestó Chumacero.
La Fundación TIERRA fue fundada el 24 de enero de 1991 y se instaló en una pequeña oficina de la calle Comercio de la ciudad de La Paz. En la actualidad, la institución tiene una oficina nacional en La Paz y tres oficinas regionales en Chuquisaca, La Paz y Santa Cruz. La apertura de estas oficinas obedece a criterios estratégicos: La Paz es la sede de gobierno; Santa Cruz, ubicada en el oriente boliviano, es una de las áreas más complejas, conflictivas e inequitativas en cuanto a la tenencia y acceso a los recursos naturales y contiene además una importante presencia indígena; Chuquisaca es sede de la justicia agroambiental y es considerado uno de los departamentos más deprimidos del país, con fuerte incidencia de pobreza y abandono del campo.
Durante todos estos años, la institución ha mantenido una estrategia de intervención ligada a la investigación – acción, por lo que el trabajo cotidiano con comunidades campesinas y pueblos indígenas ha ido acompañado de la publicación de decenas de estudios e informes que describen y problematizan la realidad agraria en Bolivia.
“El mantener la cualidad de investigación-acción de la Fundación TIERRA es otro de los retos. Es fundamental que el conocimiento que se obtiene con la investigación sea crítico, serio, oportuno, ágil y que esté dirigido a acciones de cambio. Las investigaciones desde las ONG tienen que estar pensadas para retroalimentar las labores que se hacen desde las instituciones y el apoyo que se da a pueblos y organizaciones”, agregó.
Adicionalmente al aporte en el campo investigativo, durante estos 32 años, la Fundación TIERRA ha realizado distintas acciones relacionadas con la finalidad de promover el desarrollo rural y el reconocimiento y defensa de los derechos de campesinos e indígenas. La institución ha sido parte relevante del debate de leyes fundamentales como la Ley INRA, la Ley de Reconducción Comunitaria de la Reforma Agraria, y la actual Constitución Política del Estado, Durante la realización de la Asamblea Constituyente (2009) TIERRA fue parte del equipo de la Comisión de Tierra y Territorio, contribuyendo al debate sobre los tipos de propiedad, el tamaño máximo de la propiedad y las características y plazos de la verificación de la función económica social.
Asimismo, durante los primeros 15 años del milenio, acompañó a cientos de comunidades campesinas indígenas en el saneamiento y posterior titulación de sus propiedades, aplicando la metodología del saneamiento interno, como herramienta participativa para la resolución interna de conflictos y establecimiento de límites, en concordancia con los usos y costumbres de las organizaciones.
Para consolidar lo avanzado con la titulación, la institución actualmente brinda apoyo en la construcción de herramientas autogestionarias como forma de mejorar la calidad de vida de los habitantes en el área rural y el apoyo para la promoción de actividades que fomenten la economía y la agricultura familiar.
Otro de los de los eventos importantes en los que estuvo involucrado TIERRA es la defensa de los territorios indígenas. En ese marco, por ejemplo, se hizo seguimiento a la marcha por la defensa del Territorio Indígena y Parque Nacional Isiboro-Sécure (TIPNIS) en 2011, en la que se logró que el gobierno de turno paralizara la construcción de la carretera San Ignacio de Moxos-Villa Tunari. (ver cuadro)
“Para TIERRA es clave ampliar nuestro marco de acción. Ahora cuando hablamos de tierra, de recursos naturales, no solo hay que pensar en la población rural, sino también en la urbana porque una cosa está íntimamente relacionada con la otra. Lo que sucede en los bosques, en la Amazonía, en los nevados, en los ríos, en los lagos, tiene un impacto directo en las poblaciones que viven en las ciudades. Por detrás hay una serie de derechos humanos como el derecho a la vida, a la alimentación, a la salud y ese es el gran desafío no solo de TIERRA, sino de las ONG que trabajan en desarrollo”, acotó Chumacero.