La explotación minera —que se desarrolla principalmente en altiplano y Amazonía— y la ampliación de la frontera agrícola y la deforestación —dadas primariamente en los departamentos de Santa Cruz y Beni— amenazan con generar daños medioambientales irreversibles para Bolivia, alertó el director de la Fundación TIERRA, Juan Pablo Chumacero, durante una entrevista en el programa Cartas sobre la mesa de Televisión Universitaria.
En la Reserva de la Biosfera y Tierra Comunitaria de Origen Pilón Lajas cada día arriban nuevos mineros, empresas y cooperativas. Llegan a las comunidades indígenas Mosetene y Tsimane, señalando que tienen derechos mineros otorgados por la Autoridad Jurisdiccional Administrativa Minera (AJAM). Aparecen ofreciendo el sueño de “el dorado” para que les permitan destruir las riveras de sus ríos, dragar y contaminar sus aguas con mercurio, envenenar sus peces, depredar sus bosques y construir campamentos sobre sus comunidades.