Bolivia atraviesa tiempos complejos. Eso es lo que se vio reflejado en el primer panel del foro Tiempos Inciertos: crisis económica, energética y ambiental, donde los economistas dejaron de lado los tecnicismos para exponer con claridad una situación crítica: Bolivia necesita un cambio urgente en su política económica. A lo largo del panel, la advertencia fue clara: sin reformas profundas, el país enfrenta una crisis económica de largo alcance.
Joshua Bellott, docente y analista económico; Daniel Agramont, experto en economía y medio ambiente; y Helen Rivero, presidenta de Confederación Nacional de la Micro y Pequeña Empresa de Bolivia (Conamype) compartieron perspectivas desde sus áreas de especialización, coincidiendo en que los actuales desafíos económicos del país exigen medidas estratégicas.
Déficit y gasto público
Joshua Bellott analizó el impacto del déficit fiscal crónico y la dependencia de los ingresos por exportaciones de hidrocarburos, señalando que el Estado boliviano ha gestionado sus finanzas de manera ineficiente. Explicó que el gasto excesivo y el bajo nivel de ahorro han generado un déficit acumulado de más de 31 mil millones de dólares, lo cual impacta gravemente en el crecimiento económico. Remarcó, por ejemplo, que los gastos en empresas estatales superan los destinados a educación y salud.
“Estamos viendo un empobrecimiento de las familias porque el Estado ha priorizado la inversión en empresas públicas deficitarias, desplazando al sector privado y limitando el consumo de los hogares”, indicó Bellott, quien advirtió que la crisis actual es resultado de un modelo económico dependiente de una bonanza transitoria de ingresos por gas, lo cual genera inflación y pobreza a largo plazo.
Según sus datos, el gasto corriente de las empresas públicas llega a 62 mil millones de bolivianos, pero para salud alcanza a 25 mil millones de bolivianos y similar cifra para educación. “La comparación es desastrosa, porque en salud tenemos que mantener a 5 mil establecimientos educativos, 27 mil médicos, 30 mil enfermeras, en educación tenemos que mantener 15 mil establecimientos educativos en el país, 180 mil ítems de maestros, y de las empresas públicas tenemos que mantener, digamos, a 75 empresas públicas que dan empleo ni siquiera a 20 mil personas”, precisó.
Dependencia extractiva y alternativas
Por su parte, Daniel Agramont destacó que Bolivia enfrenta una situación crítica debido a la dependencia del extractivismo. Según Agramont, el país no ha logrado diversificar su economía ni invertir en el desarrollo productivo local, lo que lo hace vulnerable a las fluctuaciones del mercado de commodities.
El especialista comparó el caso de Bolivia con el de Perú, señalando que aunque ambos países han seguido modelos de crecimiento basados en recursos naturales, Perú ha logrado un crecimiento más sostenible. "Mientras Bolivia sigue perdiendo dólares y acumulando déficit, otros países están acumulando reservas gracias a políticas de exportación diversificadas", puntualizó Agramont, quien abogó por un modelo post-extractivista para fortalecer la economía nacional.
“A esto tenemos que llegar nosotros, a presionar por un dialogo, hacer empresa. El gas ya no va a ser la solución y nos toca repensar esto como cuando ocurrió con el estaño, el año 1986 se comienza a bajar la hiperinflación, la reconstrucción de la economía y todavía queda la duda, ¿y quién va a traer dólares?, Jeffrey Sachs en su capítulo escribe y dice hay que negociar con el Fondo Monetario Interionacional (FMI), hasta que este país se levante. Bueno para 1994 y 1995 ya teníamos el gas que se necesitaba. Vamos a tener este diálogo porque ya no hay otro, el gas se acabó y la gente olvida el desarrollo productivo. Estamos frente a este cambio de ciclo que nos dice que hay que pensar de nuevo”, afirmó Agramont.
Microempresas en riesgo
Finalmente, Helen Rivero, presidenta de Conamype, argumentó que los micro y pequeños empresarios del país han sido los más afectados por la falta de apoyo estatal y las barreras para acceder a insumos y divisas. Rivero enfatizó que el 90% de las empresas en Bolivia son micro y pequeñas y que estos sectores generan empleo y tributos, pero no reciben el mismo respaldo que las grandes empresas.
“El incremento de los costos de producción y la falta de medidas efectivas contra el contrabando y la inflación están llevando al cierre de muchas unidades productivas”, expresó Rivero, quien urgió al gobierno a apoyar a los pequeños productores para evitar una mayor crisis social y económica. Como ejemplo, graficó lo que sucede en el sector textil, que en su criterio se “está apagando”, puesto que en Bolivia no hay ni una fábrica de cremalleras o botones.
“Todo lo tenemos que traer de otros países. Y lamentablemente el gobierno no ha dado solución. La falta del dólar, la falta de diésel ha hecho que los insumos suban en un 70% y la tela ha llegado a un 100%. Ha hecho que nuestros costos tengamos que elevarlos. ¿Ustedes creen que vamos a poder competir con lo que traen de otros países? Realmente la ropa usada, la lucha contra el contrabando ha ido matando todo lo hecho en Bolivia. Y nadie, nadie dice nada de este sector que realmente ahora está pidiendo a gritos que el gobierno nos pueda dar una ayuda”, señaló.
Como solución, propuso una ley de condonación de intereses bancarios para aliviar la carga financiera de los microempresarios. “Estamos pidiendo un año de gracia a la banca. Les han hecho firmar documentos que a la larga ha hecho que sus deudas bancarias vayan subiendo más de lo que ellos han sacado. Necesitamos un respiro. ¿Por qué? Porque estamos viviendo una crisis que realmente no alcanza el dinero. Tenemos 100 bolivianos en el bolsillo y es como si tuviéramos 10 bolivianos. No podemos pagar. Necesitamos una ayuda”, sostuvo la representante.
Los expertos coincidieron en que Bolivia necesita un cambio de rumbo. La pregunta que quedó al aire es si Bolivia está lista para abandonar su dependencia de los recursos naturales y construir un modelo enfocado al desarrollo sostenible. El panel concluyó con un llamado a las autoridades para implementar políticas económicas que prioricen el desarrollo productivo, apoyen a las pequeñas empresas y busquen alternativas a la economía extractivista.