Álvaro Ríos, director de Gas Energy Latin America, expuso la crítica situación energética y económica que atraviesa Bolivia, señalando errores estructurales en la gestión de recursos energéticos del país. Para contrarrestar esta situación, sugirió eliminar los subsidios, abrir las importaciones y fomentar la exploración para reducir la dependencia energética del país.
Las declaraciones de Ríos se realizaron en el marco del foro “Tiempos inciertos: crisis económica, energética y ambiental”, evento organizado por la Fundación TIERRA, en el que brindó una conferencia respecto a la crisis energética y crisis económica en el que buscó explicar lo que falló en el sector.
Según Ríos, la crisis actual es el resultado de años de decisiones que han llevado al país de ser un exportador de gas a depender cada vez más de costosas importaciones. Enfatizó que Bolivia, pese a contar con vastas reservas de gas natural en el pasado, ha visto una caída en la producción debido a una falta de exploración y a políticas restrictivas.
“En 1999, estimo que teníamos 18 a 20 trillones, porque en este país las reservas no se publican, de reservas probadas de gas. En 1999 comenzamos a exportar gas natural a Brasil, con un contrato que iba hacia arriba, y en 2005 nos entró la borrachera a los bolivianos, nos emborrachamos con los trillones de pies cúbicos. Lo primero que hicimos en 2005 fue aprobar una ley de hidrocarburos que comenzaba a matar la exploración (…).Y ese fue el primer tema, porque las empresas multinacionales, porque nos gusten o no nos gusten, mal con ellas, peor sin ellas”, afirmó.
Explicó que, desde la nacionalización de los hidrocarburos en 2006, se implementaron cambios en la estructura contractual y de seguridad jurídica, afectando la inversión extranjera y limitando la capacidad de Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB) para realizar nuevas exploraciones.
“Nuestros ductos, gasoductos, éramos el exportador, exportábamos 58 millones de metros cúbicos día de reservas descubiertas hace 25 años. Ahora estamos en este momento, tenemos una capacidad promedio de 29 y de los 29 solamente 15 estamos exportando. O sea, nuestra capacidad exportadora se ha reducido de 58 millones de metros cúbicos día a 15 millones de metros cúbicos día”, afirmó.
En medio de este sombrío panorama, el experto instó al próximo gobierno a implementar políticas energéticas sostenibles y orientadas a garantizar el abastecimiento, evitando así una crisis de proporciones mayores en los próximos años.
Eliminar los subsidios
Ríos advirtió que los subsidios prolongados a los combustibles en Bolivia han tenido un efecto negativo en la economía y han agravado la crisis energética. Según él, los subsidios no sólo generan una carga fiscal insostenible, sino que también benefician en mayor medida a los sectores con mayores ingresos. Mientras tanto, los costos de los combustibles se mantienen artificialmente bajos, lo que limita los recursos estatales necesarios para invertir en infraestructura energética y nuevas exploraciones.
“Los subsidios. A todos nos encanta la energía barata, pero la energía barata y los subsidios prolongados a la energía son perversos. Perversos para los que menos tienen. Porque ¿quién se beneficia? El que tiene su piscina atemperada en la zona sur de La Paz. El que maneja una Land Cruiser y viaja todo el tiempo. Tiene combustibles subvencionados. El pueblo en general anda en transporte público. Y entonces los subsidios han sido otro elemento fundamental para la profunda crisis energética que tenemos”, refirió.
Eliminar los subsidios, explica Ríos, permitiría liberar fondos y reasignarlos hacia proyectos productivos y estratégicos en el sector energético. Aunque esta medida pueda inicialmente resultar impopular, considera que es crucial para evitar desabastecimientos a largo plazo, ya que reduciría el gasto estatal destinado a importar combustibles subsidiados. En lugar de destinar millones de dólares en subsidios, esos recursos podrían canalizarse hacia el desarrollo de capacidades internas y en la modernización de la industria energética.
Abrir las importaciones
Bolivia, a pesar de ser un país rico en recursos naturales, se encuentra cada vez más dependiente de la importación de combustibles para satisfacer su demanda interna. Ríos sostiene que abrir las importaciones para que el sector privado participe libremente en el abastecimiento de combustibles es una estrategia que aliviaría la carga de YPFB (la empresa estatal de hidrocarburos) y mejoraría la oferta de productos energéticos en el mercado. Con ello, el Estado podría concentrarse en la regulación y supervisión de la calidad y precio, sin asumir los elevados costos de importación.
“Abrir las importaciones para que el sector privado, el que pueda pagar más, se pague. Sacar los subsidios, no mediante referéndum, hay que sacarlos, porque hay que sacarlos, porque toca eso para no desabastecernos”, señaló Ríos.
Esta medida implicaría también la eliminación de ciertos monopolios y la apertura del mercado energético, lo cual fomentaría la competencia entre empresas privadas nacionales y extranjeras. De acuerdo con Ríos, esto no solo ayudaría a mejorar la calidad de los productos energéticos, sino que contribuiría a establecer precios más realistas y sostenibles para la economía boliviana, al tiempo que permitiría la entrada de divisas mediante la inversión privada.
Fomentar la exploración
Para reducir la dependencia energética del país a largo plazo, Ríos insistió en que Bolivia debe priorizar la exploración de nuevos yacimientos de hidrocarburos. La falta de exploración en la última década ha sido, en su opinión, uno de los factores clave que han llevado a la disminución de las reservas de gas natural y a una menor capacidad de producción. La inversión en exploración no sólo incrementaría las reservas internas, sino que también fortalecería la seguridad energética de Bolivia, permitiendo una menor dependencia de las importaciones y una mayor autonomía.
“Tenemos que ir a explorar un poco y ojalá en cinco años más, tengamos nueva producción de gas natural, podamos todavía continuar exportando al Brasil y abasteciendo nuestro mercado interno a unos precios mejores. Y también metiendo crudo y condensado a nuestras refinerías”, aseguró.
Para lograrlo, Ríos propone revisar las políticas de seguridad jurídica y los incentivos fiscales que Bolivia ofrece a las empresas del sector energético. Sostiene que el marco legal actual, resultado de la nacionalización de los hidrocarburos en 2006, ha desalentado a las empresas extranjeras debido a los cambios contractuales y a la falta de certeza en la inversión. Mejorar estos aspectos y ofrecer incentivos claros para la exploración podría, según él, atraer el capital necesario para el desarrollo de nuevos proyectos de extracción de gas y petróleo.