Las comunidades del territorio Tacana I, al igual que el resto de Bolivia, atraviesan los mismos problemas por la falta de lluvias desde el mes de septiembre, poniendo en riesgo su consumo alimentario.
El pueblo Tacana está conformado por 22 comunidades y se calcula que lo integran más de 6.000 personas. Su territorio se sobrepone a los municipios de San Buenaventura e Iximanas con 380.000 hectáreas tituladas en ambas regiones.
El directorio del Consejo Indígena de Mujeres Tacanas (CIMTA) junto con la Fundación TIERRA realizaron un recorrido en el mes de diciembre por las comunidades establecidas cerca del río Beni para conocer las principales necesidades y amenazas a su territorio y para transmitir una réplica de la escuela de "Defensoras de la Madre Tierra, derechos territoriales y megaobras" que fue realizada en el mes de septiembre.
Existen problemas con la producción agrícola, cuya siembra se hizo en los meses de septiembre y octubre. Hay preocupación por la falta de agua para consumo humano y temor por el aumento de la contaminación minera. Finalmente, en algunos sitios, donde solo se accede porrío, no se puede navegar por el bajo caudal. Esas son las consecuencias que dejó la sequía de 2022 en las comunidades Tacanas, según pudo constatar la Fundación TIERRA.
El viernes 2 de diciembre, cerca de las 5.00 am se inició el primer viaje en bote desde el puerto de Rurrenabaque hacia la comunidad Carmen del Emero a través del río Beni. La travesía duró aproximadamente 12 horas a través de un recorrido donde no pasó percibido el bajo caudal del río.
En esta primera comunidad los habitantes identificaron como uno de sus principales problemas la falta de lluvias. Según los testimonios de los participantes, la sequía impedía que pudieran cosechar a tiempo productos como el cacao y el mango, que son su principal fuente de ingresos.
Beronica Marupa, presidenta del CIMTA, afirma que “la falta de lluvias ha hecho que la cosecha de este año haya sido muy baja no solo en los productos con los que las comunidades logran ingresos, sino que también afecta los productos que son destinados a la alimentación”. También advirtió que esta situación hace que el suelo esté en malas condiciones para sembrar en el futuro próximo.
“Por ejemplo, aquí en la región la producción principal es de maíz, el arroz, la yuca, pero la época de sequía ha afectado bastante ya que la producción no ha sido buena, la cosecha no se ha podido realizar como en años anteriores. Podemos decir que ha sido un mal año prácticamente”, manifestó la dirigente.
El sábado 3 de diciembre, a las 4.30 se continuo el viaje hacia la comunidad San Antonio del Tequeje. Durante este evento, los habitantes de la comunidad resaltaron los problemas para comunicarse con otras zonas, lo que dificulta su participación en las convocatorias o actividades de sus organizaciones matrices. Esto se debe a que la señal de telefonía es intermitente o nula.
Además, los habitantes de San Antonio del Tequeje expresaron su preocupación por las aguas del río Beni, debido a la contaminación por la actividad minera y también por la falta de lluvias. Estas afectaciones están impidiendo que puedan realizar la pesca como hacían en años anteriores.
Para esa misma jornada estaba prevista una visita a las comunidades de Villa Fátima y Copacabana. Sin embargo, en Villa Fátima no se pudo llevar a cabo la réplica ya que la comunidad se encontraba en plena temporada de caza de lagartos y no había responsables disponibles para participar. Además, en Copacabana fue imposible llegar a la comunidad debido a que el arroyo que sirve de acceso tenía poca agua y para entrar a pie era necesario realizar una caminata de al menos un día.
Por la cercanía, se hizo una visita a la comunidad de Cachichira, donde gran parte de la comunidad se encontraba ocupada en el envasado de lagarto. Los habitantes de Cachichira expresaron su preocupación por la escasez de agua y por el abandono temporal de la comunidad debido a la falta de atención en algunos servicios básicos.
“Por la sequía prácticamente los más afectados son las comunidades ubicadas río abajo. La disminución del agua afecta porque no hay accesibilidad por los ríos y se forman las “palizadas”, que son como lugares donde se quedan palos, ramas y muchos materiales que dificultan la circulación y hasta se puede enredar la hélice de los botes. Más de una vez eso ha destrozado motores y se corre el peligro de que al bote le suceda algo más. También se complica el tema del acceso al agua, las comunidades beben agua del río y cuando hay bajo caudal es mayor la contaminación. Por ende el río también es afectado en épocas de sequía”, explicó Marupa.
La dirigente explicó que aunque en las últimas semanas ha estado lloviendo un poco más, la situación todavía no ha vuelto a la normalidad y es necesario seguir monitoreando la evolución de la sequía en toda la región.
El domingo 4 de diciembre, a las 4:00, se visitó la comunidad San Miguel, donde los comunarios demandaron la reactivación del turismo, actividad que ha sido afectada por la pandemia y, hasta el momento, no ha logrado recuperarse de las restricciones de viajes que impuso la crisis sanitaria.
Finalmente, el martes 6 de diciembre, se visitaron las comunidades de Altamarini y Tres Hermanos. Ambas comunidades expresaron sus problemas relacionados con la megaobra del ingenio azucarero San Buenaventura, que se encuentra cerca de su territorio. Los habitantes de Altamarini señalaron que la megaobra afecta sus arroyos, lo que les impide consumir agua y realizar pesca de manera regular. Además, en épocas de lluvias fuertes, la comunidad se inunda. También se quejaron del control y restricción que ejerce el ingenio azucarero sobre el acceso a su territorio.
El recorrido por las comunidades impartiendo las réplicas concluyó con la participación de 231 personas, de las cuales 76 eran varones (33%) y 155 eran mujeres (77%). De estas, 16 eran autoridades y 215 pertenecían a la base del territorio Tacana I.