Las mujeres que participaron del Encuentro Nacional de Mujeres Indígenas “Hablemos de nuestros derechos territoriales y ambientales” exigieron compromisos de las autoridades frente a la falta de titulación de sus territorios demandados, la violencia del Instituto Nacional de Reforma Agraria en las tareas de saneamiento, los avasallamientos por grupos de interculturales, la deforestación que acecha los bosques y la falta de acceso al agua en sus comunidades.
La actividad, que se realizó el 15 de septiembre, fue organizada por la “Alianza por el ambiente y el territorio”, de la que forman parte Fundación TIERRA y el CEJIS, y coordinada con la Confederación Nacional de Mujeres Indígenas de Bolivia (CNAMIB) como un espacio para que las mujeres de organizaciones de base, asambleístas departamentales y diputadas de diversas fuerzas políticas, junto a representantes del gobierno central, pudieran debatir sobre la situación de los derechos territoriales y ambientales.
Las representantes de comunidades indígenas consultaron al director del INRA, Eulogio Núñez, sobre sus demandas no respondidas de titulación de sus territorios y denunciaron recortes a sus tierras, así como amenazas de parte de terceros y de grupos de interculturales. Núñez, quien participó de la actividad durante toda la jornada, entregó cifras oficiales del saneamiento, tomó nota de las denuncias de las participantes y pidió tiempo para responder a los cuestionamientos.
Mujeres y violencia
Un denominador común expuesto por las mujeres es la violencia del proceso de saneamiento de tierras, que se expresa en los ingresos nocturnos de los funcionarios y con acompañamiento de la Policía Nacional. “A veces no se puede ni dormir sola en el ayllu, entran a hacer saneamiento por las noches”, dijo Martha Alaca, la representante Quila Quila, en tierras altas, después de comentar que viven acosados por el avasallamiento de pobladores que quieren las tierras indígenas con títulos individuales.
Las mujeres denunciaron que sus demandas para ampliar sus territorios o para titularlos no son respondidas como sí sucede con las poblaciones interculturales. La asambleísta Bertha Bejarano manifestó su preocupación, por ejemplo, respecto de la sobreposición de títulos en el Territorio Indígena y Parque Nacional Isiboro Sécure (TIPNIS). “Tenemos conocimiento de que (la comunidad) Santísima Trinidad es del TIPNIS, pero se declara cochabambina y (ha conseguido) un título (que está) sobre el título territorial”, dijo.
La deforestación y la contaminación minera son otros elementos que acechan en los territorios, según las ponentes y participantes. Ailín Vacadiez, del Lomerío en la Chiquitanía, comentó que las quemas de bosque que suceden en propiedades privadas son imputadas al Territorio de Lomerío para efectos mediáticos; mientras que Lurdes Miranda, de la Asamblea del Pueblo Guaraní, dijo que los terceros en su territorio fabrican carbón en inmensos hornos que provocan que los comunarios salgan a dormir a las carreteras para escapar del humo; y Juana Pariamo, del pueblo uchupiamona, anunció la decisión de sus comunidades de no dejar entrar a empresas mineras para preservar el bosque y la salubridad del agua que consumen ante las evidencias de la contaminación por mercurio.
Con más o menos ejemplos, las mujeres indígenas de tierras bajas y tierras altas del país coincidieron en la situación de afectación ambiental que atraviesan sus respectivos territorios, por parte de actores a los que el gobierno central deja hacer y deja pasar.
Unidad
Las participantes del Encuentro Nacional de Mujeres Indígenas pidieron compromisos a los funcionarios presentes del INRA y de la Autoridad de Bosques y Tierras (ABT), pero solo obtuvieron una escucha atenta a sus demandas.
En ese contexto, las asistentes plantearon la necesidad de unidad de las mujeres indígenas y sus dirigencias en el país. La diputada Toribia Lero convocó a unir fuerzas para garantizar el futuro de las nuevas generaciones frente a “un gobierno que está dispuesto a dar continuidad a un modelo de desarrollo extractivista”.
Zoila Monasterio, mburuvicha guaraní de Zona Cruz y miembro de la CNAMIB, cerró el Encuentro Nacional recordando que existe una deuda histórica con los pueblos indígenas en general y con el pueblo guaraní en particular.
“Se vive un momento de tensión entre pueblos indígenas de tierras altas y tierras bajas por la tierra. Si bien es cierto hay una prioridad por las trillizas (CSUTCB, Bartolina Sisa, Interculturales), entre nosotros nos estamos peleando. Ya nos han dicho (desde el INRA) que está todo saneado, pero muchas hermanas dicen que les falta en su territorio... Apostábamos a que realmente iba a haber cambios, y aquí seguimos quejándonos todavía las mujeres”, dijo Monasterio.
La “Alianza por el ambiente y el territorio”, organizadora del encuentro, está formada por el Centro de Estudios Jurídicos e Investigación Social (CEJIS) y la Fundación TIERRA con el propósito de fortalecer y consolidar los derechos ambientales y territoriales de los pueblos indígenas en Bolivia, iniciativa que cuenta con el apoyo de la Agencia Sueca de Cooperación Internacional para el Desarrollo (ASDI) en Bolivia.