La Central de Comunidades Indígenas Tacana II Río Madre de Dios (CITRMD) —que se ubica en el municipio de Ixiamas de la provincia Abel Iturralde del departamento de La Paz— presentó este martes su Protocolo de Consulta Previa, un instrumento que busca la defensa del territorio y el ejercicio del derecho de los pueblos indígenas al consentimiento previo, libre e informado frente a tres principales amenazas: un nuevo proyecto carretero, la exploración hidrocarburífera y la minería.
"Es la única herramienta con la que podemos fundamentar y expresar las amenazas que nos vienen y tratar de que esta herramienta, si llegara a ser posible, se convirtiera en una ley en apoyo a los pueblos indígenas", señaló Rolando Salvatierra, exdirigente de Tacana II, durante el evento de discusión: “Protocolo de consulta. Fortaleciendo la toma de decisiones”, donde se presentó el documento ante un público conformado por diversas organizaciones indígenas y originarias, además de autoridades estatales.
El pueblo Tacana II, ubicado en el extremo norte del departamento de La Paz, en la Amazonía boliviana, está compuesto por las comunidades Puerto Pérez, Las Mercedes, Toromona y El Tigre, y su territorio limita al norte con el Río Madre de Dios, y la Reserva Nacional de Vida Silvestre Manuripi y hacia el oeste con el Parque Nacional Madidi y la república de Perú, dentro del municipio de Ixiamas.
El protocolo fue elaborado en espacios orgánicos desde la gestión 2019 hasta 2023 y concluyó con una propuesta que se presentó a consideración de una magna asamblea, luego de un debate en el que participaron mujeres y hombres de base, jóvenes y adultos mayores que habitan el territorio indígena.
La primera amenaza que Salvatierra destaca sobre el territorio Tacana II es un proyecto carretero que, según el exdirigente, podría dividir su territorio y afectar a los pueblos en aislamiento voluntario que viven en el Parque Nacional Madidi. "La ruta ya pasa por ahí, pero si se consolida, afectará a las viviendas y la subsistencia de la comunidad, especialmente a la planta de castañas, que es una fuente vital de sustento", explicó.
La segunda preocupación se centra en la minería. Salvatierra afirmó que han otorgado concesiones mineras en el territorio sin el consentimiento de las comunidades que conforman el territorio indígena. "Ya hay cuadrículas dentro del territorio que nosotros no sabemos ni de quiénes son", sostuvo, señalando la falta de consulta y transparencia en estos procesos.
Finalmente, el tercer problema es el referido a temas hidrocarburíferos, amenaza que para el sector está latente luego de que entre los años 2016 y 2019 se anunciara la exploración en el sector Nueva Esperanza. "Cuando llegue a explotar, lo único que va a hacer es la contaminación y meter gente", advirtió.
Para el presidente de la Central de Pueblos Indígenas de La Paz (CPILAP), Gonzalo Óliver, la presentación del protocolo de consulta previa es un paso importante e histórico para el fortalecimiento en la toma de decisiones de los territorios indígenas, sobre todo por la actual situación de la región donde se ha incrementado la explotación de recursos naturales.
“Esta experiencia nosotros tenemos que replicarlo en los demás territorios del norte paceño e incluso en los pueblos de toda Bolivia. Este avance llega en un momento oportuno porque nosotros como territorio indígena estamos sufriendo muchas amenazas, principalmente de temas de extractivismo, principalmente de minería ilegal, aprovechamiento de recursos naturales”, manifestó el representante.
Óliver explicó, por ejemplo, que parte del corredor hidrocarburífero que anunció el gobierno en Mayaya se sobrepone a los territorios indígenas: Tacana I y II, la TCO de la Organización del Pueblo Indígena Mosetén (OPIM) y el pueblo indígena Leco y comunidades originarias de Larecaja (PILCOL) y del pueblo indígena araona
El dirigente señaló que están a la espera de la información que se proporcione del hallazgo hidrocarburífero y sobre cuál va a ser la intervención que se va a realizar para confirmar qué territorios indígenas afectarían, para que con esa base se haga un análisis interno de sus alcances. De los territorios mencionados, solo el pueblo Tacana II es el que ahora tiene un protocolo de consulta.
“No es el único proyecto macro que se sobrepone a nuestro territorio, también están las actividades mineras. La actividad del oro sí o sí está causando afectación a los pueblos indígenas porque hay sobreposición de derechos mineros sobre los territorios indígenas en un 80 o 90%. Creo que este mecanismo es muy importante por todo este tema que se está generando en el norte de La Paz; este protocolo viene a constituirse en un documento a ser replicado”, apuntó.
Alcides Vadillo, director de la Regional Oriente de la Fundación TIERRA, precisó que el documento fue construido en el marco de normas internacionales como la Declaración de Naciones Unidas sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas, la Declaración Americana sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas (OEA), el Convenio 169 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) y la misma la Constitución Política del Estado (CPE) de Bolivia. Además, cuestionó que, en la actualidad, cuando se quiere aplicar alguna consulta a pueblos indígenas por obras de alto impacto, cada entidad interesada es la que elabora un protocolo de consulta, lo que lo convierte en juez y parte.
“La institución (de gobierno) que quiere algún proyecto, lo promueve y es al mismo tiempo quien decide cómo lo hace, con quiénes lo hace y además define si hay o no hay acuerdo (…). Ese es un derecho que debe definir cada pueblo. Creemos que el ejercicio de la consulta previa es un mecanismo para ejercer el derecho a la libre determinación. En un estado plurinacional, la consulta es parte de este ejercicio, pero también es un mecanismo de salvaguarda”, manifestó durante el evento.
Por su lado, Iván Bascopé, de la Dirección General de Protección a Naciones y Pueblos Indígena Originarios (DIGEPIO), destacó la construcción del documento y reconoció que el tema de la consulta previa libre informada “es un tema que se ha venido a menos en los últimos años” y es un derecho que no se ha ejercido como debería ser.
“Lamentablemente, no tenemos en el país un diagnóstico, ni ningún monitoreo que establezca, cuántas consultas se han hecho, cuáles han logrado tener acuerdo, qué monitoreo y seguimiento se han hecho los acuerdos (…). Este tema de los protocolos es exactamente importante porque va a permitir lo que en algún momento de lo que se hablaba que eran las autoconsultas, pero las autoconsultas tienen un gran problema. Tienen que estar ligadas a instrumentos también legales, es decir, que esta herramienta de este protocolo tiene que tener una vincularidad ya sea a jurisprudencia, ya sea a una ley, ya sea a medidas, ya sea a decretos”, afirmó.
Consultado sobre cuáles son las posibilidades reales de que el documento de Tacana II sea reconocido por el Estado y diversas instancias, la autoridad explicó que antes de cualquier debate es importante considerar para qué se quiere hacer una consulta.
“Se tiene que pensar qué es lo que se quiere de la consulta porque también hay un lado malo, que son las cuestiones de los objetivos malos de la consulta que implican el lavado que se genera a través de las empresas (…). Creo que es posible que el protocolo que ustedes han hecho pueda ser también constituido o pueda ser trabajado a nivel del Estado con la DIGEPIO en mesas donde obviamente se puede trabajar con instancias técnicas y nosotros a través de un protocolo, ya que tenga un grado a tratar y luego puede ser notificado a las diferentes autoridades competentes como que ejercicio y eso hay que someterlo también a algunas pruebas piloto, digamos, no vinculantes en cierto momento para ver cómo va a funcionar”, enfatizó.
Salvatierra destacó la vida armoniosa que llevan los habitantes de Tacana II, quienes conviven en estrecha relación con la naturaleza y expresó su deseo de continuar su vida en ese sentido. "Todos vivimos de la pesca, la caza, traemos fruta. Estamos libres con la naturaleza, vivimos y mantenemos nuestras culturas y costumbres", finalizó.