El norte de La Paz se encuentra en un momento clave para su desarrollo local con múltiples proyectos impulsados por el gobierno, que buscan aprovechar su enorme potencial de recursos naturales y su ubicación estratégica para promover el crecimiento económico y el turismo en la región. Estos proyectos incluyen la apertura de caminos, la construcción de puentes como los construidos entre San Buenaventura - Ixiamas, y diversas iniciativas productivas impulsadas por la Empresa de Apoyo a la Producción de Alimentos (EMAPA), así como la Empresa Azucarera San Buenaventura (EASBA) y sus contratos con comunidades campesinas e indígenas, entre otros.
En este contexto de desarrollo, surgen importantes desafíos que deben ser abordados para asegurar un crecimiento sostenible y equitativo. Un aspecto crucial a considerar son las implicaciones socioambientales y los impactos que estas actividades pueden tener en las comunidades locales. Entre estos desafíos, destacan la contaminación minera y la explotación no controlada de los recursos naturales, especialmente en un contexto post saneamiento de tierras que involucra a diversos actores, como comunidades campesinas, indígenas, propietarios de tierras individuales, tierras fiscales y empresas, como los menonitas.
Es importante señalar que existen diferentes perspectivas entre las comunidades campesinas y las indígenas en relación con el uso y manejo del bosque y sus recursos naturales. Mientras algunas comunidades campesinas tituladas tienen una mirada más enfocada en la agricultura convencional y pueden verse en la necesidad de deforestar para expandir sus actividades, las comunidades indígenas que forman parte de los Territorios Indígenas Originarios Campesinos (TIOC) tienden a adoptar una visión más conservacionista del bosque y sus recursos naturales. Esto ha llevado a debates y conflictos en algunas áreas sobre cómo conciliar el desarrollo económico con la preservación del medio ambiente y los modos de vida tradicionales.
Algunas de sus características
La región del norte de La Paz abarca una amplia variedad de paisajes y ecosistemas. Al norte, limita con Brasil, al este con el departamento de Beni, mientras que al oeste se encuentra la cordillera de Los Andes. Esta diversidad geográfica incluye montañas, valles, llanuras, ríos y una parte significativa de la selva amazónica. La región está compuesta por los municipios de Apolo, Ixiamas y San Buenaventura. Entre ellos ocupan 5.36 millones de hectáreas y representan el 42.3% del territorio del departamento de La Paz. Estos tres municipios son parte de la Amazonia boliviana e incluyen el Parque Nacional Madidi y otras áreas protegidas como el Pilón Lajas, que son reconocidos por su excepcional biodiversidad, con una amplia variedad de especies de flora y fauna.
En esta región se encuentran diversas comunidades indígenas, como los pueblos tacana, mosetén, tsimane, araona, ese ejja, entre otros. Estas comunidades tienen una profunda conexión con la tierra y la naturaleza, y conservan ricas tradiciones culturales y conocimientos ancestrales.
La región es rica en recursos naturales como oro, gas natural, petróleo, madera y agua. Esto ha sido objeto de interés para la explotación industrial, la minería cooperativizada y la expansión de la frontera agrícola, lo que también representa un desafío para la conservación ambiental y la preservación de los modos de vida tradicionales.
El norte de La Paz tiene un gran potencial turístico debido a sus paisajes impresionantes, la riqueza de su biodiversidad y la diversidad cultural. El turismo sostenible y comunitario ha ido ganando relevancia en la región.
A través del proceso de saneamiento de tierras, se han reconocido y titulado algunos territorios indígenas y campesinos en la región. Esto ha permitido a las comunidades locales obtener la propiedad legal de sus tierras, lo que les brinda mayor seguridad y control sobre sus recursos.
El saneamiento ha contribuido a fortalecer la identidad cultural de las comunidades indígenas y campesinas al reconocer su vínculo ancestral con la tierra. Este reconocimiento ha permitido a las comunidades reafirmar sus prácticas culturales y tradiciones relacionadas con el uso sostenible de los recursos naturales. Al tener títulos de propiedad, pueden acceder a programas gubernamentales, financiamiento y proyectos que promuevan su bienestar y desarrollo económico.
Sin embargo, el proceso de saneamiento de tierras en algún caso fue largo y complejo debido a los trámites burocráticos y legales involucrados. Esto ha llevado a retrasos en la titulación de tierras para algunas comunidades campesinas.
La titulación de tierras también ha atraído la atención de empresas extractivas y sectores industriales interesados en los recursos naturales de la región (oro, madera y agricultura industrial). Esto ha generado conflictos y presiones para que las comunidades vendan o cedan sus tierras para actividades económicas.
La delimitación y titulación de tierras ha generado conflictos entre comunidades vecinas o con propietarios privados, lo que ha requerido intervención y mediación por parte de las autoridades. Adicionalmente, muchas comunidades enfrentan dificultades para completar los procedimientos requeridos en el proceso de saneamiento debido a la falta de recursos económicos y apoyo técnico.
Con relación a sus recursos naturales
La explotación no controlada de los recursos naturales tiene efectos negativos en el medio ambiente, la deforestación, la contaminación del agua y la pérdida de biodiversidad principalmente.
Hay una fuerte presión por el acceso a sus recursos naturales, por ejemplo, la deforestación para la habilitación de nuevas zonas de cultivo para las plantaciones de caña de azúcar promovidas por EASBA. En otros casos plantaciones de maíz y arroz impulsadas por EMAPA provocan interés y pronta adscripción de comunidades campesinas y también indígenas. En consecuencia, la deforestación tiene un impacto negativo en la biodiversidad y en el equilibrio ecológico de la región.
En la parte alta de las diferentes cuencas que aportan los ríos del norte de La Paz (provincias: Bautista Saavedra, Larecaja, Muñecas, Caranavi) se encuentran empresas y cooperativas con fuerte explotación minera principalmente de oro aluvial contaminando casi todos los ríos de la región. Este modelo se halla en expansión, afectando también la región. La minería cooperativizada utiliza productos químicos que contaminan el agua, esto tiene un impacto negativo en la calidad del agua y en la salud de las personas y los animales que dependen de ella.
Los efectos socio territoriales en el sector
Las comunidades campesinas, como los pueblos indígenas, poseen culturas, tradiciones y sistemas de conocimiento únicos. Sin embargo, estas tradiciones y costumbres se van complementando y mezclando, y en algún caso perdiendo, esto afecta a los pueblos indígenas más vulnerables como los ese ejja, y los tsimane.
Los derechos territoriales y culturales de ambos sectores (campesinos e indígenas) deben ser reconocidos y respetados, no solo en papeles; esto implica la participación activa de ambas partes en la toma de decisiones relacionadas con el uso de los recursos naturales y el desarrollo de sus territorios.
En el sector se observa que hay conflictos debido a diferencias en el uso de los recursos naturales, percepciones de propiedad o acceso a planes y proyectos ofertados por el Estado y organismos de cooperación.
Un ejemplo de contaminación del agua es la empresa EASBA, que deposita sus residuos y lixiviados a los arroyos que están próximos a las comunidades tacana de Altamarani y Tres Hermanos, el agua deja de ser útil para consumo humano, afectando también la fauna del lugar. Según un artículo de El Deber los agricultores de caña no han recibido beneficios significativos, la deforestación y el impacto ambiental en la zona, si son relevantes. Un informe Ambiental afirma que la expansión de la producción de caña de azúcar en la región ha llevado a la deforestación de territorios indígenas tacanas en la Amazonía boliviana.
La minería ilegal en el norte de La Paz está contaminando los ríos de la región con mercurio, lo que tiene un impacto negativo en el medio ambiente y la salud de las personas y los animales que dependen del agua. Según un informe de Central de Pueblos Indígenas de La Paz (CPILAP), la contaminación por mercurio en cinco pueblos indígenas del norte de La Paz triplica el límite máximo permitido.
Es importante tomar medidas para abordar esta problemática y promover prácticas sostenibles en la explotación de recursos naturales. Estos desafíos deben abordarse de manera respetuosa y mediante el diálogo constructivo
Ambas comunidades dependen de los recursos naturales para su subsistencia. Por lo tanto, es crucial promover prácticas sostenibles en el manejo de tierras y recursos para garantizar la preservación del medio ambiente y su biodiversidad.
En algunas ocasiones, pueden surgir conflictos debido a diferencias en el uso de los recursos naturales, percepciones de propiedad o acceso a servicios básicos. Estos desafíos deben abordarse de manera respetuosa y mediante el diálogo constructivo.
Conclusión
El Norte de La Paz en Bolivia es una región con un enorme potencial de desarrollo gracias a sus recursos naturales y su estratégica ubicación geográfica. Sin embargo, para alcanzar un desarrollo sostenible que beneficie a todas las comunidades presentes en la región, es imprescindible abordar los desafíos socioambientales y promover prácticas responsables en el manejo de recursos naturales.
El proceso de saneamiento de tierras ha sido un paso significativo para reconocer los derechos territoriales de las comunidades indígenas y campesinas, brindándoles mayor seguridad y control sobre sus territorios. No obstante, también ha generado conflictos y tensiones con sectores industriales interesados en los recursos naturales de la región, lo que requiere una continua atención y mediación.
La interculturalidad emerge como un camino clave para el desarrollo armónico en el Norte de La Paz. Reconocer y valorar la diversidad cultural y los conocimientos ancestrales de las comunidades es esencial para encontrar soluciones equitativas y sostenibles que protejan tanto el medio ambiente como los modos de vida tradicionales.
El compromiso de los gobiernos, organizaciones indígenas, instituciones académicas y ambientales es imprescindible para garantizar la protección de la riqueza natural y cultural del Norte de La Paz. La implementación de políticas y programas de conservación, el impulso de iniciativas económicas sostenibles y el fortalecimiento de la gobernanza indígena son pasos esenciales hacia un desarrollo sostenible en la región.
Para lograr un desarrollo sostenible en el norte de La Paz, es fundamental promover un enfoque integral que tome en cuenta tanto los aspectos económicos como los sociales y ambientales. Esto implica fomentar prácticas sostenibles en la explotación de recursos naturales y la adopción de políticas que protejan el medio ambiente y los derechos de las comunidades locales, especialmente las indígenas, que tienen una conexión ancestral con la tierra y su entorno.
El diálogo y la colaboración entre los diferentes actores, incluyendo el gobierno, las comunidades locales, las empresas y las organizaciones ambientales, son esenciales para encontrar soluciones equitativas y equilibradas que promuevan el desarrollo económico sin comprometer la preservación del valioso patrimonio cultural y ambiental del norte de La Paz. Al hacerlo, se podrá aprovechar el potencial de la región de manera responsable y sostenible, beneficiando tanto a las generaciones actuales como a las futuras.
Efraín Tinta es investigador de la Fundación TIERRA.